jueves, 4 de marzo de 2010

La música como mecanismo de persuasión electoral

Política y música: Más allá de una conexión emocional


El arte de las musas, la música, nos acompaña a lo largo de la vida. Una melodía puede activar nuestra memoria para recordar un momento feliz, un episodio memorable de nuestra vida. La canción del primer amor, la nana que nos cantaba nuestra madre o la solemnidad del “Gaudeamus Igitur” el día de la graduación. Como rezaba una campaña publicitaria de los 90, es imposible vivir sin música.

Pero sobretodo la música es un enorme generador de emociones. La melodía, la letra, la armonía o el ritmo saben arañar en nuestra fibra sentimientos que guían nuestras acciones. Nos predisponen a estados emocionales que tienen mucha importancia en nuestra conducta. La música amansa las fieras, se suele decir.

La relación entre música y política ha tenido numerosos episodios y tiene varias dimensiones a tener en cuenta. Esa relación incluso está caricaturizada en la famosa frase del cineasta Woody Allen “cuando oigo a Wagner, me entran ganas de invadir Polonia”, cuando se refería a los gustos musicales de Adolf Hitler y del Tercer Reich. Tal y como indica Antoni Gutiérrez-Rubí “La utilización de la música en la política (sobre todo en campaña electoral), ayuda a la conexión emocional con el ciudadano, a la identificación de un partido, de un candidato…de manera muy efectiva.”. Desde los sentimientos que un himno nacional puede generar (junto a la bandera, símbolos que promueven una gran cantidad de sentimientos y con una carga emotiva muy importante), al uso político de la música, hay un gran espacio para estas relaciones.

Desde la comunicación política existen numerosos ejemplos del uso de la música para conseguir convencer y movilizar al electorado. Tal y como indica Ted Brader, la música “ni completa o substituye el mensaje verbal, pero afila su efectividad alterando como se recibe el mensaje”.

Los anuncios electorales han sido uno de los campos en que la música ha desplegado toda su efectividad. Los anuncios que han apelado al miedo, han usado notas discordantes, sintonías que han subido en intensidad buscando la tensión en el receptor y no han dudado en utilizar sirenas, llantos o gritos. En la campaña electoral de las elecciones generales de 1996, el PSOE emitió el que a día de hoy es el spot electoral más famoso de la democracia española: el anuncio del dóberman. En un típico anuncio de contraposición, la España en positivo, colorida y positiva del presidente González se oponía al proyecto conservador del PP. Las imágenes asociadas a este último, además de mostrar a hombres en gabardina como si fueran policías de la antigua brigada político-social del franquismo, también mostraban un dóberman bordando, a punto de atacar. Pero sobretodo, era el uso de esos sonidos lúgubres los que conseguían una sensación de miedo y tensión en el receptor.

La música también tiene importancia para generar las emociones adversas. Optimismo, alegría o ilusión le deben mucho al uso de las melodías. En Estados Unidos, spots como los de Ronald Reagan en su campaña de reelección en 1984, titulados “It’s morning again in America”, combinaban a la perfección lenguaje verbal, el uso de imágenes y colores y, sobretodo, el recurso musical. Las fanfarrias, con toques militares, son un modo muy eficiente de dar solemnidad e importancia a un mensaje, especialmente cuando el que lo hace es el comandante en jefe. Pero no sólo existe esta relación en los spots, las campañas electorales norteamericanas suelen tener una canción de campaña que va más allá de crear una relación emocional, sino que adquiere un auténtico significado.

Barack Obama recurrió a los irlandeses U2 para hacer de su “City of blinding lights” su tema de campaña. La canción, compuesta en homenaje a la ciudad de Nueva York tras los atentados del 11 de septiembre, era una auténtica declaración de intenciones del ahora presidente al elegir una canción que quería marcar la reconstrucción, el rearme del país de optimismo para encarar el futuro tras un negro pasado. Lo mismo que él defendió para el país entero tras los 8 años de presidencia republicana. Clinton echó mano en 1992 del tema “Don’t stop” de Fletwood Mac, una declaración de intenciones para dejar atrás 12 años de gobiernos republicanos.

Ronald Reagan no dudó en hacer del hit de 1984 “Born in the USA” de Bruce Springsteen su himno, aunque el mítico artista quizás no hubiese querido tener ese honor, ya que ha sido uno de los artistas más beligerantes con el establishment republicano a lo largo de los años. Obama y Kerry también echaron mano del Boss durante sus campañas, tanto en los conciertos para el cambio como en el uso de una de las canciones más políticas de Springsteen: The Rising

Albert Medran







lunes, 1 de marzo de 2010

Investigación en la campaña política electoral

Sócrates, decía: “Conócete a ti mismo”, mientras que Zun Zi (Maestro Zi), escribía: “Conócete a ti mismo y conoce a tu enemigo y ganarás mil batallas”. La investigación es esencial. Sin ella no existe estrategia ganadora. Los más importantes jefes militares y políticos, así como los estrategas de mercado, afirman que si no se ha realizado una investigación rigurosa, será imposible elaborar una estrategia ganadora. Una elección se pierde o se gana en ese momento.


Encuesta

La encuesta es esencial. Ayuda a que las decisiones se tomen en la forma más objetiva posible. Debe

realizarse periódicamente.

La encuesta base debe medir: el grado de conocimiento del candidato y su aceptación o rechazo; los problemas principales a resolver; las percepciones positivas y negativas de los candidatos; el perfil del candidato; el candidato ideal; los candidatos y su relación con el candidato ideal. Los temas que se consideren importantes.

La encuesta medirá cuáles son nuestros electores (“blancos”): cómo comunicarnos con ellos, usando qué temas, las características del candidato que debemos fortalecer. También las fortalezas y debilidades de nuestros competidores.

Las encuestas se realizan periódicamente a fin de saber cómo va la campaña, si avanza o no; cómo impacta la publicidad, y, algo fundamental: la actitud del electorado y la intención de voto. La intención de voto estudia los cambios en el elector y sus decisiones, cambios que se deben conocer para reenfocar la campaña o reafirmarla.

¿Qué debemos conocer, cómo y cuándo?

Es preciso resaltar que la investigación es clave para formular una estrategia adecuada. Se debe conocer rigurosamente a los electores, los candidatos, los temas de la campaña, demografía electoral, historia electoral, el respaldo político y empresarial de los candidatos, la organización política, su capacidad de respuesta, eficiencia y eficacia.

La primera encuesta o encuesta base, se ha de realizar, por lo menos, un año y medio antes de la elección. Permite hacer un diagnóstico descarnado de la realidad. La encuesta, si está correctamente realizada, nos dará un resultado aproximado de cómo nos encontramos.


¿Qué se investiga?

Una regla general es que nadie vota por un candidato que no conoce y por un candidato que no es aceptado. “No se puede vender a Al Capone” sostienen los consultores políticos. Por ello, se debe conocer los niveles de conocimiento y aceptación de un candidato; los temas de mayor preocupación del electorado nacional, regional, local y familiar. Grados de identificación, agrado/desagrado, profundidad del conocimiento e intención de voto de los candidatos. Puntos fuertes y débiles de los candidatos. Comportamiento de los electores en elecciones anteriores, para identificar la base de electores, los votos de la oposición y los indecisos. Cuántos son y en dónde están. Fortaleza de la intención de voto. Electores que nunca votarían por algún candidato. Segunda opción de voto. Identificación de los votos blancos. Identificación de los candidatos con los principales problemas de los electores. Simpatías con los partidos políticos. Aprobación/Desaprobación. Capacidad de acción y respuesta a influencias externas.


Grupos de Enfoque / Focus Group

Son investigaciones cualitativas. Se forman grupos de 10 o 12 personas, seleccionadas por nivel de ingreso, sexo, edad.

Proveen de información esencial a la campaña como palabras claves, lemas, colores, música, entre otros. Permiten identificar la intensidad de los temas y descubren temas a estudiar en las encuestas. Permiten validar la publicidad propia y la de la oposición.

Entrevistas en profundidad.

La entrevista en profundidad es un camino para obtener información si el tiempo no nos es favorable. Se elabora un cuestionario y se entrevista a varios personas, previamente identificadas por sector social, edad, sexo, etc., y escogidas a través de una metodología. Esta entrevista nos permite conocer profundamente al elector en relación a los temas que nos interesan.

Por Oswaldo Carpio