jueves, 11 de marzo de 2010

Contextos político-sociales que rodean a una campaña electoral como condicionantes directos

La efectividad de una campaña tiene que ver con su adecuación al contexto político, económico y social. En esos términos cada campaña es diferente, tiene sus especificidades y por lo tanto siempre hay cambios de una elección a otra. Por eso no hay recetas para hacer campañas.

Los sistemas políticos estables muestran una mayor continuidad en el diseño y la estructura de las campañas, hay poca variación de partidos políticos, de candidatos, de normativas electorales y hasta las expectativas de la gente son relativamente semejantes. Los cambios que se producen en estos sistemas tienen que ver con "conductas adaptativas" como la incorporación de tecnología, el uso de la TV, de encuestas telefónicas o por Internet, o innovaciones estéticas: El debate Bush-Kerry tenía una estética totalmente diferente del protagonizado por Nixon-Kennedy en 1960, que inició esa tradición de los debates presidenciales.

En los sistemas de baja estabilidad se producen cambios importantes en el diseño mismo de las campañas, hay cambios profundos en el escenario social y político que modifican el escenario electoral. Además afectan directamente los cambios normativos como reformas constitucionales o modificación de las leyes electorales.
También cuando cambia la configuración partidaria, con partidos que aparecen y desaparecen, o se forman nuevos frentes o coaliciones, se altera el elenco de los actores de una campaña a otra. En tercer lugar, por supuesto, inciden los grandes cambios económicos y sociales que afectan al país en su conjunto.
Las campañas modernas en la Argentina comenzaron en 1983, desde entonces cada campaña presidencial se presentó en un contexto diferente. El uso de los actos masivos, que fueron tan importantes en la campaña de Alfonsín, sufrió una modificación decisiva. Luego de diferentes elecciones, se produjo una desmovilización de la sociedad por una creciente incapacidad de convocatoria de los partidos políticos. A veces se hacen actos en pequeños locales cerrados y el uso de la TV ha ido sustituyendo a los actos masivos, aunque el sueño de todo político sea un gran "acto masivo televisado" al estilo de las grandes campañas de Ronald Reagan, que tenían mucha producción, suelta de palomas y globos, banderas norteamericanas al viento, y todo se hacía para la TV, quienes lo veían por TV eran más importantes que los presentes en el acto.

La campaña de la Alianza de 1999 fue la campaña más cara de la historia argentina, lo que generó una imagen de despilfarro, y también abrió la demanda de control y regulación. Ese despilfarro en la política fue la contracara del empobrecimiento social que se estaba viviendo.

Por eso en el 2003 hubo candidatos que hicieron eje en sus bajos costos publicitarios, como Elisa Carrió que se negó a aceptar donaciones empresarias, recorrió el interior en auto, se alojaba en casas de militantes y se llevaba sandwiches de milanesa para el camino. El bajo costo pasó a ser un elemento determinante de su campaña, lo cual sería inimaginable en una elección norteamericana, no cabe pensar en candidatos que vayan de un estado a otro en auto y se lleven las hamburguesas, por ejemplo.
La estrategia de E
lisa Carrió adquiere significado en un contexto de profunda crisis económica y en una candidata cuyos principales ejes de campaña apuntaban a la ética y en contra de la corrupción.

Otro elemento que modificó las campañas en la Argentina tiene que ver con la estructura de la competencia. En 1983 había un sistema bipartidista con fuerte concentración de voto entre el peronismo y el radicalismo. A partir de entonces surgió una amplia diversidad de partidos en posición expectable, con probabilidades de ganar.
En la campaña del 95, la aparición del FREPASO y la candidatura de Bordón incorporaron un tercer candidato posible, y en el 2003 ya había una multipolaridad con 5 candidatos expectables, entre ellos 3 de un mismo partido, el P
artido Justicialista, lo que afectó mucho la estructura de la competencia. La existencia de tres candidatos de un mismo partido complejiza la diferenciación de un candidato/a con respecto al resto, y conduce a personalizar la política, obliga a centrarse en la figura del candidato antes que en el partido. Desde el 83 hasta hoy hubo un proceso creciente en la personalización de la política.

Las modificaciones institucionales también intervienen en los cambios. La reforma constitucional del 94 afectó directamente la elección del 95. El hecho de establecer una elección en dos vueltas implica cambiar totalmente la estrategia de campaña. También la elección directa modifica las estrategias de coalición, y también inciden los cambios que se van produciendo a nivel provincial.

Entre los cambios en la configuración partidaria, el surgimiento de la Alianza en 1999 introdujo toda una nueva simbología donde quedaban ocultos los símbolos de los partidos aliados. Por eso Duhalde en esa elección apeló a recapturar toda la liturgia peronista para tratar de hacer frente a esa nueva simbología de la Alianza.
La campaña del 2003 estuvo totalmente teñida por la profunda crisis que se desencadenó en el 2001, la fragmentación de la UCR por izquierda y por derecha dio lugar a la aparición de dos nuevas fuerzas, el ARI y RECREAR. Esa crisis de representatividad política se vio expresada en la multipolaridad en la competencia, en la dispersión de los votos y de los liderazgos en ambos partidos tradicionales. Hasta las encuestas encontraron su límite técnico cuando todos los resultados caían dentro de los márgenes de error.

Como síntesis diría que solo es posible comprender una campaña y el significado de cada uno de los elementos y las relaciones que se establecen, a partir de la relación con su contexto electoral.

Nélida Archenti

lunes, 8 de marzo de 2010

Sugerencias para el Diseño de una Campaña Electoral

El objetivo principal de una campaña política es el de determinar cómo un candidato, o un partido político, responderán mejor a las necesidades y expectativas del potencial votante para lograr, primero, su adhesión; segundo, su voto el día de las elecciones y, tercero, su apoyo durante el desempeño del cargo que haya ganado mediante ellas.

El papel de un Consultor se centra en ayudar a su cliente a conseguir estos objetivos. A continuación detallamos los factores más importantes que los Consultores prefieren para el diseño de sus campañas.

Acotación previa.

El sondeo de arranque puede descubrir cuál es la percepción que tiene el electorado respecto al candidato y a sus adversarios electorales.

Ninguna técnica de comunicación, por brillante que sea, puede esperar que un candidato llene todas las esperanzas, colme todos los deseos y las expectativas de todos los votantes, porque lo que a unos gusta no necesariamente satisface a otros. Por lo tanto, lo primero que tiene que hacerse en una campaña política es identificar a los votantes que podrían estar más dispuestos a recibir positivamente el mensaje y a simpatizar con las cualidades y personalidad de un determinado candidato. Para lograr este objetivo se deben conjugar los siguientes elementos: primero, el posicionamiento del candidato; segundo, la selección correcta de los medios de comunicación que se van a emplear para la transmisión y propagación de los mensajes; tercero, la formulación del mensaje que, no solo supone creatividad e interés, sino sobre todo, consonancia con las necesidades, expectativas, valores y aun miedos de los diferentes grupos de población para lograr su penetración y aceptación.

Posicionamiento

El posicionamiento consiste en darle al candidato una "posición" tal que lo distinga de los otros candidatos, otorgándole una identidad propia para que sea más atractivo al potencial votante, no solo por las cualidades que lo diferencian de sus contendores, sino también por aquellas en las que pueda eventualmente coincidir con ellos.

Este posicionamiento no se puede hacer con eficacia sin un sondeo de opinión, llamado sondeo de arranque, por hacerse al inicio de la campaña. Este sondeo descubre la situación concreta de los votantes, sirve de base para diseñar las acciones, estrategias y metas más alcanzables y ayuda a concebir mejor el contenido del mensaje y su transmisión a través de diferentes medios de comunicación.

Sondeo de Arranque

Mediante este sondeo, se puede descubrir cuál es la percepción que tiene el electorado, en general, y los votantes segmentados en variables como la edad, ocupación, educación, sexo y ubicación geográfica, respecto al candidato y a sus adversarios electorales.

Este sondeo ayuda también a descubrir qué cualidades y defectos detecta el electorado en los candidatos, su grado de credibilidad, capacidad, dedicación al trabajo, eficiencia, responsabilidad, rectitud, honradez y simpatía.

Una información que, en este y otros sondeos sucesivos, suele fascinar a los candidatos es aquella que tiene que ver con la actual preferencia electoral. Se preocupan mucho si están en un tercero, cuarto o quinto lugar y se entusiasman, a veces en demasía, si ocupan el primero o segundo lugar. Los sondeos no son una profecía de lo que pasará el día de las elecciones. Históricamente se pueden registrar sondeos hechos la víspera de las elecciones o el mismo día de ellas, a boca de urna, que han fallado lamentablemente. La información aprovechable de los sondeos, especialmente de los de arranque, es aquella que facilita la elaboración de una estrategia eficaz con datos suficientemente confiables, como lo veremos a lo largo de este artículo.

Decíamos que el sondeo de arranque debe dar también una buena idea de las cualidades y defectos que la población segmentada atribuye al candidato propio y a sus contendores. Las cualidades serán aprovechadas para identificarlo, destacándolo de los demás, enfatizando sus bondades y presentándolo como la mejor opción para el desempeño de la función que está en juego. Respecto de los defectos habrá que hacer lo contrario: neutralizarlos o al menos disminuir su eventual impacto negativo.

En cambio, los defectos identificados de los adversarios se aprovechan para establecer una estrategia inversa que procura disminuir el impacto positivo de las cualidades que se les atribuyen y para acumular una batería de emergencia, con el registro de las deficiencias percibidas, para el caso en que haya necesidad de una campaña negativa.

Segmentación del Electorado

Para el análisis de la conducta del votante se deben tener en consideración dos factores: primero, la conducta del votante depende de factores individuales y del medio ambiente que le rodea. Segundo, la segmentación de la población se suele hacer a base de grupos a los que el votante pertenece y a base de características individuales.

Hay que elaborar el Indice de Predisposición Política (IPP) por el cual es posible clasificar al electorado según características sociales marcadas, que responden al perfil de los miembros de determinadas tendencias. Hoy la segmentación demográfica se hace por edad, sexo, estado civil, extensión de la familia, ingresos económicos, ocupación, educación y ubicación geográfica. (…)

Selección de Medios

Para llegar a los votantes potencialmente favorables a determinada candidatura, hay que seleccionar con cuidado los medios de comunicación más apropiados, que en la práctica son aquellos más sintonizados o leídos por esos votantes y en los que espontáneamente confían.

A través del sondeo de arranque y mediante estudios de sintonía y lectoría se puede descubrir quién lee un periódico o revista específicos, escucha una radio o ve un canal de televisión determinado.
Así identificados los medios, es fácil escoger los que con más efectividad llegan a la población que nos interesa conquistar. (…)

La clase social es tomada muy en cuenta para los contenidos de los mensajes: a las clases más bajas de la sociedad les interesa el tipo de publicidad que da soluciones a los problemas que tiene, que visualmente es fuerte y con caracteres perfectamente marcados y definidos. La clase media y la clase alta son generalmente más críticas respecto de la publicidad.

Mensaje

Para llegar a los votantes, potencialmente favorables a determinada candidatura, hay que seleccionar con cuidado los medios de comunicación más apropiados.

Una agencia suele manejar la publicidad política. Apoyados en la investigación previa del sondeo de arranque, en la experiencia y la intuición de sus creativos, elabora el concepto central que será el eje de las cuñas, de los reportajes, de las vallas, de los stickers, botones, canciones y demás artículos de publicidad. La investigación previa sirve a los creativos para visualizar el tipo de votante potencial al que debe ir dirigido el mensaje. Les ayuda aun en cosas como la selección de la voz, el estilo del lenguaje que va a ser utilizado, moderno o tradicional, jocoso o serio, agresivo o neutro. Esta información estimula al creativo a cuajar un mensaje coherente con la vida de la gente a la que quiere llegar, con sus sentimientos y reacciones, en tal forma que sientan el mensaje como algo propio y no lejano, frío o indiferente.

Campaña Negativa

Es aquella que tiene como objetivo atacar a los contrincantes más favoritos para ganar las elecciones, haciéndoles perder popularidad. Se suele aconsejar el no recurrir a una campaña negativa cuando se está en clara ventaja de los demás candidatos. Se la utiliza en función de una legítima defensa, cuando los adversarios inician una campaña de desprestigio del candidato propio, o se ha comenzado a perder la ventaja de popularidad que se tenía. No se debe hacer una campaña negativa a medias. O se la hace a fondo, sin miramientos, o no hay que meterse por ese camino. (…)

El Candidato

Se dice que en cierta oportunidad le preguntaron a Franklin Delano Roosevelt qué era lo más importante de una campaña presidencial: el candidato, el partido o el dinero. Roosevelt habría respondido preguntando: ¿cuál es la pata más importante de un trípode?

Sin duda, lo ideal sería el poder juntar a un gran candidato, un partido fuerte y un financiamiento abundante. Pero si se ha de escoger al mejor de los tres factores, la mayoría optaría por el candidato, siempre y cuando esté adornado de aquellas cualidades que son indispensables para ganar: entereza para tomar decisiones oportunamente, conocimiento de la problemática del país, integridad y veracidad que despierten la confianza de la ciudadanía.

Los consultores suelen preferir al candidato capaz de comprender los resultados de la investigación y la validez del diseño de campaña y que lo cumpla con entusiasmo y fidelidad. Si el candidato une a estas cualidades la aptitud de trabajar sin descanso, la habilidad para inspirar confianza en los que le apoyan y la facilidad para recaudar los fondos necesarios que mantengan en buen ritmo el desarrollo de la campaña, será el sueño de cualquier consultor.

En cambio, aquel otro que se crea un experto en comunicación y acepte con dificultad aun las más obvias de las sugerencias para evitar sentirse inferior al Consultor, es su peor pesadilla y lo mejor que merece es ser abandonado a su propia suerte.

Cuando el candidato no es buen orador, se puede caer fácilmente en la tentación de tratar de convertirlo en un hábil y atractivo expositor. Muchas veces, ante el fracaso repetido de tan generoso intento, se recurre a la estratagema de retirar al candidato, lo más posible, del contacto con los medios, elaborando un conjunto de spots publicitarios en los que se hace hincapié en sus virtudes y apenas si se escucha su voz Este es un error. La gente quiere oír al candidato para poder formarse un mejor juicio sobre él. En Colombia, Virgilio Barco y, en Ecuador, Alvaro Noboa demostraron que la falta de elocuencia no impide lograr una magnífica votación. Es más importante para el votante saber que un candidato es genuino y se presenta tal cual es que sospechar se lo está haciendo aparecer mejor de lo que es.

Otro factor que el candidato debe analizar cuidadosamente, cuando pertenece al partido que está en el poder, es el grado de rechazo o aceptación que de él tiene la gente. En caso de una notable impopularidad del gobierno deberá cuidadosamente diseñar una estrategia que le permita mantener una distancia prudente de la administración, evitando, a la vez, que se le vuelva peligrosamente en su contra. (…) Un candidato no tiene por qué ser pesimista, pero debe estar consciente del límite del sueño. Cuando el objetivo ha sido establecido con fría honestidad, a base de datos reales, fruto de una seria investigación, el candidato puede permitirse un sano optimismo. Por el contrario, no hay espectáculo más patético que el de aquel candidato que, poseyendo escaso favor popular, alardea de un triunfo seguro en las elecciones. Este tipo de declaraciones en lugar de ganar adeptos se presta para la burla y el ridículo. (…)

Análisis de Tendencias

Es indispensable analizar cuidadosamente la historia electoral del candidato, sus derrotas y sus triunfos. De este estudio se puede llegar a saber qué razones ha tenido la gente para negarle o para darle el voto, conocimiento que permite afinar mejor la estrategia respecto al posicionamiento, al mensaje y a la imagen que se pretende proyectar, a las zonas geográficas de fidelidad mayor a su tendencia y aquellas otras que sistemáticamente se han opuesto a ella, así como saber de antemano qué acogida puede lograr el candidato de acuerdo a las variables de la edad, sexo, clase social, ocupación, etc. (…)

Estos son los elementos más importantes que un consultor toma en cuenta para el diseño de las campañas políticas.

Por: Luis Eladio Proaño
Fuente: Revista Chasqui