viernes, 4 de diciembre de 2009

La comunicación: ¿fenómeno descartable o reciclable?

Desde fines del año 2008 hemos sido protagonistas de una crisis mundial sin precedentes que afectó los múltiples sectores que conforman nuestra sociedad. Empresas, ONG y demás entidades iniciaron procesos de revisión que les permitiese afrontar este nuevo escenario de la mejor forma posible. Luego de meses en los cuales no existió un crecimiento sustentable los directivos decidieron comenzar con ciertos recortes, siendo el área de Comunicación y Relaciones Públicas una de las más perjudicadas.

Numerosas compañías comenzaron a eliminar sus planes de comunicación estratégica a los fines de minimizar costos, sin observar que ésta es en realidad una inversión a largo plazo que reditúa en beneficios monetarios. Así fue que se produjo un fenómeno, que todo profesional de la comunicación catalogaría como negativo, en el cual innumerables empresas, marcas y productos dejaron sin efecto años de trabajo en pos de un posicionamiento de imagen eficiente y adecuado, con la idea de que es esta la forma de reducir costos sin grandes consecuencias

Pero como todo comunicador sabrá, la comunicación es un fenómeno constante, planificado que persigue determinados objetivos y que por ende no puede dejarse en manos de inexpertos, ya que debido a la falta de conocimiento y estructura estos recurren a acciones ineficaces que no se adaptan a la estrategia que se venía trabajando. Además, esta situación trae como consecuencia directa la dilapidación de recursos, no sólo monetarios sino también humanos y técnicos, aumentando así los costos generales de la organización.

Teniendo en cuenta lo expuesto puede observarse como la variable económica es sólo una de las aristas que debe tener en cuenta el nivel estratégico de una empresa a la hora de implementar políticas y llevar adelante determinadas acciones. En relación a lo anterior, puede decirse que existen un sinfín de actores sociales que influyen en el devenir empresarial y que deben tenerse en cuenta para lograr los objetivos institucionales. Ejemplos de esto son, por un lado, el constante monitoreo de medios que hace el área de comunicación, herramienta fundamental a la hora de evaluar el desenvolvimiento del negocio, permitiendo tener una visión más acabada del escenario que se nos presenta; por otro lado en la actualidad no sólo basta con tener un buen producto o servicio, sino que es imprescindible ocupar un lugar en la mente de los consumidores. Para esto último las diversas herramientas comunicacionales son esenciales.

Por ello es importante que las organizaciones continúen apostando a la planificación de su comunicación, pero realizando una readaptación a la situación actual, logrando así una ventaja competitiva en el mercado. Los profesionales de la comunicación serán los encargados de llevar adelante este desafío demostrando el papel fundamental de la comunicación aún en tiempos de adversidad.


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