jueves, 18 de febrero de 2010

La imagen, en campaña electoral, también cuenta... y mucho

La imagen constituye uno de los elementos más importantes en comunicación política, pues expresa por sí misma códigos y señales indiscutibles de persuasión social. El ir bien vestido, el cabello, el color de la piel, el calzado, el maquillaje o el volumen corporal son manifestaciones claras y explícitas para un posible triunfo en las urnas.
Los políticos cada vez se preocupan más del mensaje político que lanzan a la ciudadanía, por eso recurren a los asesores de imagen o a las consultorías electorales, porque, en muchas ocasiones, una buena imagen vale más que mil palabras. Los expertos en estas lides ponen de manifiesto la necesidad de dar un nuevo aire a la forma de hacer las campañas publicitarias, rompiendo con la rigidez y la institucionalidad de trabajos anteriores.

Algo fundamental es presentar al candidato de una forma cercana al ciudadano. Y es esa cercanía la que puede atraer al votante a declinar su voto a uno u otro lado el día de las elecciones.

En muchos casos, el candidato se ve sometido a la vigilancia y el seguimiento por parte de un asesor de imagen personal. Para ello, estos expertos optan por realizar una revisión físico-psicológica de la persona, analizando aspectos estéticos, hábitos sociales, vestuario, costumbres... la relación con su familia, sus amistades y el círculo donde ha realizado sus actividades hasta aquel momento. Todo ello, con el objetivo de seleccionar y destacar los puntos más positivos que le puedan ayudar en su carrera política.
Es muy importante que las ideas que expone un político se correspondan con su imagen personal y su comunicación no verbal, para que no resten credibilidad a su discurso. De hecho, lo que pretende el asesor de imagen es cuidar que la palabra, la imagen física y la actitud gestual se armonicen para lograr una comunicación efectiva y creíble.

Al margen de comunicados de prensa, actividades públicas o entrevistas políticas, el asesor ayudará a preparar al candidato un plan de evolución paulatina, nunca brusca, de la imagen anterior, a través de los medios que se crean más idóneos. Será aconsejable que el cambio de imagen, ya sea parcial o total, tenga credibilidad ante el público y no sea percibido como un engaño o manipulación.

En todos estos casos, el asesor debe prestar atención especial al seguimiento del proceso de adaptación de la nueva imagen del asesorado y, por supuesto, a los efectos resultantes del cambio. Para ello, se buscarán los puntos mejorables, se realizarán acciones formativas de comunicación verbal y no verbal y adaptaciones a los nuevos criterios sociales, lo que conlleva cambios en su imagen personal.

Fuente: Terra

Enlace: http://terranoticias.terra.es






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